Arriba todos

Lunes 6 de abril

¡Arriba todos! Es hora de ir a la escuela, al menos para Daniel. Como padre tengo que asegurarme que todos se levanten y lleguen a tiempo, tal como hacia mi padre en mi casa. A las 7:30 am todos seguían dormidos, incluido yo, confesaré, porque me olvidé de poner la alarma. Pero mi padre que aun sin vivir conmigo es eficiente en sus funciones de padre, me llama a pedirme que firme unas cosas y así me tiene corriendo por la casa, tratando de vestirme para aparenta que ya llevaba despierto un buen rato. Pero mi voz rasposa me delata.

El llega con mi madre y yo aún con mis sueños en la cabeza recordaba lo último que mi mente me hizo notar, era una especie de llamada telefónica con mi hermana, en la que me contaba lo ansiosa que estaba por empezar clases y como se había preparado previamente y yo a su vez le contaba mis experiencia al cambiarme de colegio. Cuando vi a mi madre le pregunté el porqué de su presencia, ella me comentó que fue a dejar a mi hermana a su primer día de clases en un nuevo colegio. ¿Extraña coincidencia o algo más? No me crea, investíguelo.

Y bueno, subí a levantar a la tropa y me tocó vestir a arreglar a Daniel mientras Daniela hacía la mochila y preparaba el desayuno. No demoramos mucho y con mucha pena y muchos "no quiero ir" dejé sentado a mi hijo en el carro mientras Daniela lo llevaba al maternal. Es muy joven para ir en mi parecer pero su mamá insistió y bueno, es ella quien lo cuida, quien soy yo para imponerle una esclavitud que ella tal vez no pueda manejar. Aún así lo veo tan pequeño para eso.

Me alisto para el trabajo y arreglo unas cosas y para cuando estoy listo ya vuelve Daniela. Le pido ayuda con unas tareas, más claro que me acompañe a ellas. Acepta medio indecisa y me indica que lo único importante es estar de vuelta a las 11 para recoger a Daniel. Salimos hacia el centro, debía hacer revisar la máquina del trabajo por su problema de falta de sonido. Al llegar allá yo me bajo con la PC encima y Dani parquea el carro en un garaje cercano. El diagnostico de la máquina fue certero, era daño físico, la solución inmediata era conseguir una tarjeta de sonido, pero ahí no tenían. Nos indicaron donde y fuimos corriendo por las calles del centro, dividiéndonos para buscar el local de computadoras y un cajero. Yo tuve suerte con el primero pero no había la tarjeta y Daniela con el segundo, pero había una gran fila. El tiempo había corrido salvajemente y al ver que eran las 10:30 supimos que ya era hora de volver. Al menos tenía un diagnóstico seguro.

Discutimos un poco por el apuro que teníamos pero ya con el aire prendido en el carro bajaron las calenturas y llegaron las disculpas. El tráfico nos fastidio mucho sabiendo que si llegábamos una pizca tarde, Daniel podría tener un ataque de llanto al verse solo en el maternal, ya pasó una vez antes y no fue placentero. Llegamos a las 11:07 asustados, pero por suerte el brincaba en una colchoneta azul como si no hubiera mañana. Feliz nos contaba de su día, de lo mucho que había jugado y de cómo mañana no pensaba volver.

Pasamos por la gasolinera a dizque re-desayunar y un café y un sanduche después, los dejé en casa y salí para la oficina. El viaje fue sin novedades, pero ahora ando con mi filmadora porque el otro día vi la colisión entre una gran caravana política y un cortejo fúnebre de aquellos que inundan las calles, me hubiera gustado grabarlo para que vean el desenlace.

En el trabajo alguien pudo prestarme una tarjeta de sonido y algo hicimos funcionar el aparato pero igual no era lo mismo. Yo me puse a trabajar porque tenía el estreno del programa del shaman el día siguiente y necesitábamos una intro y los créditos, además de un gajo de comerciales. En eso y algo de internet se gastó mi tarde. Como a las 6:00 salí para la casa.

Al llegar todo estuvo tranquilo, Daniela me regaló un papel con un poema muy lindo que me alababa de sobremanera y me dejó con la boca abierta y sin palabras. Fue algo muy oportuno y que me dio fuerzas para seguir adelante trabajando para que estos monstruos puedan tener una vida tranquila y feliz. Lo releí varias veces a lo largo de la noche, sonriendo cada vez.

Luego salí a buscar a mis amigos, ¡noche de rol! lamentablemente no contábamos con Virgilio para prestar su apoyo pero si con Grugnir, su personaje que fue autorizado por su dueño para ayudar en esta aventura que posiblemente sería la última. Cuando llegué a casa con los chicos, nos instalamos y frente a la pizarra les dibujé el calabozo donde se encontraban y sin decirles estuve pendiente de las trampas que coloqué. Durante el viaje me pasé trabajando en 3 diferentes pisos para este calabozo, el cual llené de trampas eléctricas con baldosas que te freían al tacto, otras que escupían fuego en 3 cuadros y luego escaleras completamente inofensivas que tuvieron a los jugadores subiendo con miedo, empujándose unos a otros, convencidos de que alguna trampa no estaban viendo. Al final tenían que ver como subían por una pared que explotaba al tacto de cualquier ser vivo y les tomó bastante tiempo ingeniárselas pero luego de un rato lograron, con la ayuda de una escalera de cuerdas y una puerta que arrancaron y pusieron contra la pared, subir solo para encontrarse con 12 enemigos, débiles pero 12 igual. Para mi pesar los héroes fueron más rápidos para atacar y con facilidad acabaron con 9 de estos 12 antes de que ellos lograran brincar a atacarlos. Tan solo 6 puntos de daño fueron hechos.

Se nos hizo la 1 am súper rápido y era momento de regresarlos a su casa. A eso de la 1:30 am ya estaba de vuelta y me acosté inmediatamente sabiendo que me debía levantar temprano al día siguiente. Igual me dormí escuchando un podcast para acallar las voces de mi cabeza.

Comentarios

Freya ha dicho que…
A veces me inspiras así.
Ataraxia ha dicho que…
chuta solo 6 de dano? que horror
rosewenn ha dicho que…
Yo creo que a los niños si les ayuda demasiado que inicien sus responsabilidades, juegos y relaciones a edad temprana.
Creo que se forma el carácter y tendrá más facilidad de relacionarse con las personas en un futuro, pero bueno, asi son los primeros días para todos, hasta en los trabajos, los primeros días son fatales, no sabes con quien conversar, no quieres ni ir al baño.
Por tanto, ni medio agarre un par de amigos más y note que la parvularia no es ogra, va a llorar para que no se lo lleven.

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