Alergico a los problemas
Sábado 11 de abril
Nos levantamos medio acalorados por el vapor de la noche anterior. Daniel se pasó tosiendo y ya era momento de llevarlo al doctor. Teníamos el plan perfecto para el fin de semana y culminaba con dejar a Daniel con mis suegros solo por esta noche en Salinas mientras nosotros volvíamos a Guayaquil para la fiesta de cumpleaños de nuestra querida amiga Claudia. Estábamos ilusionados con nuestro plan pero el estado de salud de Daniel flotaba sobre nosotros como una terrible sombra.
Después de desayunos y esas cosas salimos para el hospital a buscar un doctor. Llegamos y justamente una pediatra estaba de turno y desocupada. Nos atendieron inmediatamente pero Daniel estaba armando una pataleta salvaje y sonora. Desde que vio el edificio empezó a gritar como si lo matáramos y decía "¡¡¡no quierooooo, quiero ir al carrooooo!!!". Tuvimos que agarrarlo a la fuerza para que lo puedan revisar, el niño tiene una fuerza inimaginable, 3 personas tuvimos problemas para sostenerlo.
El diagnostico terrible, infección a la garganta e inflamación de oído. También una posible alergia. Daniela es alérgica y su vida ha sido un pequeño infierno a veces. Nos lamentamos por la posibilidad de que Daniel tenga que cuidarse del polvo y toda clase de cosas por el resto de su vida. Justo cuando empezábamos a considerar un perrito.
Daniela se sentía culpable pero yo no creo que sea culpa de ella, esas cosas son incontrolables, lo que sea que yo le herede de seguro nos traerá muchos más problemas en el futuro. La necedad por ejemplo.
Pasamos comprando los remedios y planificamos el irnos a Guayaquil esa misma tarde. Daniel se había quedado dormido al finalizar la consulta, justo antes de dejar de llorar como loco. Como llegó dormido a casa, nosotros nos acostamos con él. Así pasaron algunas horas en las que yo no pude dormir mucho gracias a un bebé que lloraba a lo lejos y la preocupación que sentía por Daniel se desbordaba por allá. No pude evitar asomarme para ver si el bebé no estaba abandonado o siendo sofocado por el calor por algún inconsciente que no sabe que hay que taparle la cara frente al sol. Pero al parecer tenía hambre.
Salimos casi a las 5 y Daniel indicaba constantemente que quería dormir, pero no se acostaba ni se quedaba quieto. Fuimos al shopping a recoger a la prima de Daniela para llevarla a su casa y que ella nos dé un libro del hombre araña para Daniel. Había comprado panes calientitos recién sacados de horno y se me ocurrió que ella podría brindarme algo de mermelada. Cuando llegamos, era hora de darle un remedio a Daniel. El primer intento lo escupió por completo y justo antes de empezar el segundo una horrible expresión en su cara me avisó lo inevitable. Usé una camiseta para evitar una completa catástrofe pero no sirvió de mucho. Daniel vomitó sobre la camiseta y luego sobre mi asiento. El pobre nene se asustó pero nosotros más. Rápidamente lo saqué y luego de verificar que no venía más, se lo llevaron adentro a limpiar. Uff.
Usé un trapo con agua para limpiar el carro. Este tipo de cosas me dan súper asco pero supongo que como era mi hijo, nada me molestó. Una sorpresa para mí la verdad. Dejé todo muy limpio por más imposible que suene. Luego nos embarcamos otra vez, decididos a viajar. A los pocos metros Daniel volvió a vomitar pero esta vez por la ventana. Nerviosos, sudando y muertos de miedo, dudamos acerca de viajar. Daniel repetía "¡ya no vomito!" de manera jovial, tratando de quitarnos la cara de miedo. Claramente el se sentía responsable por nuestras expresiones y quería quitarnos el susto. El parecía muchísimo mejor y decididos nos fuimos a Guayaquil.
En el camino estuvo muy bien, su mamá se ganó un premio a la mejor mamá al cantarle y contarle cuentos inventados por dos horas seguidas. Me sorprendió que ella pudiera mantenerse positiva por tanto tiempo y me sentí orgulloso y feliz de haber escogido bien.
De la fiesta ya habíamos entendido que aunque Daniel se mejore, no habría nadie en Guayaquil que pudiera cuidarlo. De todas formas no queríamos separarnos de él, aunque nos dolió en el alma no poder ir a la fiesta más esperada por nosotros esa semana. Al llegar a la ciudad me fui a buscar un nebulizador para dar un tratamiento a Daniel y cuando volví ya se estaba alimentando y era momento de probar con el remedio una vez más. Nuestra teoría es que vomitó por la flema acumulada que al no saber escupir, se tragaba. ¿Es esto muy crudo para ti? Eso no es nada, piensa bien acerca de reproducirte, piénsalo bien.
Pasamos las horas de la noche cuidando a Daniel y esperando que el estomago aguante todos los remedios. Al final así fue y Daniel pasó una noche tranquila antes de quedarse dormido. Nosotros, agotados de la preocupación, nos quedamos dormidos junto a él.
Después de desayunos y esas cosas salimos para el hospital a buscar un doctor. Llegamos y justamente una pediatra estaba de turno y desocupada. Nos atendieron inmediatamente pero Daniel estaba armando una pataleta salvaje y sonora. Desde que vio el edificio empezó a gritar como si lo matáramos y decía "¡¡¡no quierooooo, quiero ir al carrooooo!!!". Tuvimos que agarrarlo a la fuerza para que lo puedan revisar, el niño tiene una fuerza inimaginable, 3 personas tuvimos problemas para sostenerlo.
El diagnostico terrible, infección a la garganta e inflamación de oído. También una posible alergia. Daniela es alérgica y su vida ha sido un pequeño infierno a veces. Nos lamentamos por la posibilidad de que Daniel tenga que cuidarse del polvo y toda clase de cosas por el resto de su vida. Justo cuando empezábamos a considerar un perrito.
Daniela se sentía culpable pero yo no creo que sea culpa de ella, esas cosas son incontrolables, lo que sea que yo le herede de seguro nos traerá muchos más problemas en el futuro. La necedad por ejemplo.
Pasamos comprando los remedios y planificamos el irnos a Guayaquil esa misma tarde. Daniel se había quedado dormido al finalizar la consulta, justo antes de dejar de llorar como loco. Como llegó dormido a casa, nosotros nos acostamos con él. Así pasaron algunas horas en las que yo no pude dormir mucho gracias a un bebé que lloraba a lo lejos y la preocupación que sentía por Daniel se desbordaba por allá. No pude evitar asomarme para ver si el bebé no estaba abandonado o siendo sofocado por el calor por algún inconsciente que no sabe que hay que taparle la cara frente al sol. Pero al parecer tenía hambre.
Salimos casi a las 5 y Daniel indicaba constantemente que quería dormir, pero no se acostaba ni se quedaba quieto. Fuimos al shopping a recoger a la prima de Daniela para llevarla a su casa y que ella nos dé un libro del hombre araña para Daniel. Había comprado panes calientitos recién sacados de horno y se me ocurrió que ella podría brindarme algo de mermelada. Cuando llegamos, era hora de darle un remedio a Daniel. El primer intento lo escupió por completo y justo antes de empezar el segundo una horrible expresión en su cara me avisó lo inevitable. Usé una camiseta para evitar una completa catástrofe pero no sirvió de mucho. Daniel vomitó sobre la camiseta y luego sobre mi asiento. El pobre nene se asustó pero nosotros más. Rápidamente lo saqué y luego de verificar que no venía más, se lo llevaron adentro a limpiar. Uff.
Usé un trapo con agua para limpiar el carro. Este tipo de cosas me dan súper asco pero supongo que como era mi hijo, nada me molestó. Una sorpresa para mí la verdad. Dejé todo muy limpio por más imposible que suene. Luego nos embarcamos otra vez, decididos a viajar. A los pocos metros Daniel volvió a vomitar pero esta vez por la ventana. Nerviosos, sudando y muertos de miedo, dudamos acerca de viajar. Daniel repetía "¡ya no vomito!" de manera jovial, tratando de quitarnos la cara de miedo. Claramente el se sentía responsable por nuestras expresiones y quería quitarnos el susto. El parecía muchísimo mejor y decididos nos fuimos a Guayaquil.
En el camino estuvo muy bien, su mamá se ganó un premio a la mejor mamá al cantarle y contarle cuentos inventados por dos horas seguidas. Me sorprendió que ella pudiera mantenerse positiva por tanto tiempo y me sentí orgulloso y feliz de haber escogido bien.
De la fiesta ya habíamos entendido que aunque Daniel se mejore, no habría nadie en Guayaquil que pudiera cuidarlo. De todas formas no queríamos separarnos de él, aunque nos dolió en el alma no poder ir a la fiesta más esperada por nosotros esa semana. Al llegar a la ciudad me fui a buscar un nebulizador para dar un tratamiento a Daniel y cuando volví ya se estaba alimentando y era momento de probar con el remedio una vez más. Nuestra teoría es que vomitó por la flema acumulada que al no saber escupir, se tragaba. ¿Es esto muy crudo para ti? Eso no es nada, piensa bien acerca de reproducirte, piénsalo bien.
Pasamos las horas de la noche cuidando a Daniel y esperando que el estomago aguante todos los remedios. Al final así fue y Daniel pasó una noche tranquila antes de quedarse dormido. Nosotros, agotados de la preocupación, nos quedamos dormidos junto a él.
Comentarios
Pensé que era una adulta paciente, pero uds superan lo que estaría dispuesta a dar. Mis respetos.
Me imagino que aprender a bañarlo, cambiarle los pañales, hacerlo dormir, darle de comer, etc, etc, debe ser como el jardín de niños para padres, el "kinder". Atender su salud, conocerle sus debilidades y fortalezas, mantenerlo feliz, preocuparte por sus dolores y aliviar sus malestares, ya eso es como graduarte de primaria... imaginate que más te tocará después...
Sabes, talvez esta época en que está Danielín va a ser un poquito dura por el hecho de que antes todas las personas con que tenía contacto era su familia, ahora que va al jardin de niños, debe estar expuesto a muchas más bacterias, talvez por eso se enferme tanto. Dale muchas frutas cítricas, y batidos en ayunas como jugo de naranja con alfalfa, guineos con papaya y aguacate con melón, eso hará que tenga un mejor sistema inmunológico, fíjate que yo nunca me enfermo.
Pensar en todas estas cosas me hace reflexionar de como nosotros también debimos hacer preocupar a nuestros padres. En especial yo, que tenía la mala costumbre de irme nomás sin avisar, practicar deportes extremos sin protección, y meterme en cada lío que se me cruzara.
Lo de la paciencia uno piensa que puede pero no puede, por eso somos dos, lo que hay que aprender es a turnarse en lugar de estar los dos ahí metidos, es como estar en carrera de relevos corriendo todos a la vez. A veces es también trabajo de uno hacerle entender a la pareja que está bien descansar y que no poder más no te hace un mal padre o madre.
Ataraxia a ti las frutas más que buen sistema inmunológico te dieron suerte para no terminar con la cabeza partida debajo de un árbol.
Cómo leer este post y no decirte que yo también sé que he escogido bien.
Ser padres es adquirir una preocupación constante por su bienestar, es estresante hasta la locura y es bueno para la salud porque ahora te cuidas porque sabes que hay alguien que te necesita a su lado. Eso sí las recompensas son infinitas y maravillosas.