No olvides la espuma

Martes 10 de marzo

"Que sueño" es lo primero que digo al levantarme. Daniela se había levantado antes y estaba lista para salir. Le pido que me espere y me da chance de darme un baño antes de dejarme solo con Daniel. Lo hace y luego se va, al parecer sale más que yo a divertirse por ahí, pero sigue con la impresión de que pasa encerrada en casa. Claro esto es pura impresión mía de tanto escribir "Daniela salió" últimamente, pero podría estar equivocado.

Me quedé con Daniel un rato hasta que fue mi turno de irme. Él no quería soltarme pero no queda de otra a veces hay que quedarse con la niñera, la difícil vida de un niño. Llegué la trabajo sin problemas, directo a trabajar y ser lo más productivo posible, tenía muchos comerciales atrasados y este era el día para despacharlos. Tuve muchas dificultades para recopilar el material, las tomas estaban por un lado, el texto para la locución por el otro y yo no estaba en ninguno de esos lugares. Igual siempre tengo que cambiar cosas y ajustarlas para que queden muy bien, muchos clientes que no tienen la mínima idea, ni siquiera de publicidad, sino de gramática y composición de oraciones, insisten en que se locuten las cosas tal como ellos lo escriben, en comerciales de casi 2 minutos y tratando de regatear el precio y la longitud de este como que estuvieran en el mercado. Por suerte utilizo esa misma ignorancia para ajustar las cosas a mi gusto y luego insistir en que no cambié nada, la gente huye de la confrontación al punto de la ceguera y eso es muy útil para mi.

Salí relativamente temprano premiándome a mi mismo por lo avanzado y llegué casa dispuesto a descansar y luego salir a comprar espuma de afeitar porque ya estaba cansado de afeitarme con la crema hidratante de Daniela. Como no me he estado afeitando por algunos días ya, mi apariencia ha cambiado de "chico relajado" a "jefe estricto" lo cual es súper útil en el trabajo pero no pega en el resto de mi vida. Puedo asegurar que cuando no me afeito la gente me hace más caso en el trabajo pero mi hijo no me para mucha bola. No olvidaré esa espuma.

Pero Daniela destruyo mis intenciones con su malévola idea de ir la cine. Eran las 7 y estaríamos temprano en casa para dormir a Daniel por lo que no me opuse. El problema llegó al momento de elegir la película, ya habíamos visto muchas de la cartelera y nos quedaba Inkheart y Watchmen para ver, entre otras que no daban al horario. La segunda yo no la quería ver hasta terminar el libro y Daniela tenía el mismo caso con la primera, la diferencia es que a ella aún le faltaba mucho. Después de unos sencillos cálculos supimos que no llegaría acabarlo y decidimos ver Inkheart.

Meh.

El libro nunca me terminó de convencer pero Daniela ya había leído más de lo que yo leí por lo que le pregunté muchas cosas de la historia y le dije que me hiciera notar los cambios. Según todo lo que me contó en el carro vs lo que yo vi, habían cambiado muchas cosas, lo cual no está mal, pero a veces no tiene sentido. En fin, como toda película le vi sus peros, pero me da pereza hablar de ellos, si están ahí para que todos los vean.

Me atreví a comer canguil y confirmé mi buen estado estomacal, aunque no sea la cosa más pesada del mundo, pero es algo aparte de sopa y galletas. Disfruté mucho de ese canguil, tanto como para mencionarlo aquí y darle su propio párrafo.

Y luego a la casa, a la rutina de siempre, jugar un poco, leer otro poco y a dormir. Rutina agradable por cierto.

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