El feliz bloqueo

jueves 5 de marzo

Me levanté tarde por la trasnochada. Tenía sueño pero la preocupación por llegar más tarde, sobre todo por todo el trabajo atrasado, me sacó de la cama y me envió al trabajo. Solo tenía una máquina funcionando y decidí trabajar allá en la otra. Cargando ambas computadoras una por una con accesorios desde mi cuarto hasta el carro en el piso de abajo me di cuenta de cuanto anhelaba el momento en que Daniel sea grande y le pueda pedir que cargue todo por mi, justo como hace mi papá. Y no lo critico, me parece justo ahora que estoy del otro lado y cargaré con gusto cualquier maleta que mi padre haga ademán de levantar.

Igual llegué un poco tarde, pero no demasiado. Instalé la primera máquina, le mostré al personal los programas que instalé, di orden de instalar otros y les mostré como mi maravilloso antivirus bloqueaba toda conexión de red, bloqueándoles el internet por completo. Les recalqué lo prohibido que estaba instalar cualquier software que no tenga que ver con el trabajo y luego se los repetí.

Luego hice todo lo posible con la otra máquina para rehabilitarla pero sus ganas de vivir se habían acabado. No me rendiría fácilmente. Decidí llevarla de nuevo a casa para un plan emergente. Al no poder hacer mucho más en mi oficina, ya que mi maquina seguía KO, me fui temprano con la intención, y solamente eso, de trabajar en la máquina que llevaba y tal vez en la mía.

Pero al llegar, Daniela me da noticias no muy buenas, Daniel estuvo con algo de fiebre por la tarde, aunque ya le dieron tempra y de ánimos está muy bien, había que vigilarlo. Me acerqué para tocarlo y noté que estaba algo caliente, pero muy animado también, como si no tuviera nada, lo cual era como una anestesia para nosotros, ya empezando a estresarnos de la preocupación. Esa noche se atoró con un pedazo de pollo y vomitó, pero el realmente se atoró y estaba empachado por comida previa así que estamos casi seguros que era únicamente empacho, de todas formas estuvimos alerta.

Esa noche me dediqué a escribir y eso me llevó gran parte de la noche. Nada especial sucedió lo cual nos lleva al final de este día y al inicio de otro mucho más complicado.

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